Portear es una práctica ancestral, existente en muchas culturas, y también en distintas especies animales, algo que no nos extraña cuando tenemos hijos/as. ¡Es tan práctico poder tener las manos libres!
Como con tantas cosas, funcionamos por modas, y eso hace que la industria comercial se apunte al carro sin importarle nada más que sus ingresos. Las consecuencias de estas modas son que tenemos al alcance mochilas y productos no adecuados para nosotros o nuestros bebés, pero que se venden como ergonómicos.
Para que nuestro porteo sea seguro para nosotros y para los bebés, aquí os dejo las 5 claves que hay que tener en cuenta para elegir una buena mochila!
- ¡El bebé siempre mirando hacia nosotros! Una mochila que permite levantar al bebé hacia adelante, nunca puede ser ergonómica. La espalda del bebé debe quedar en forma de C, y las mochilas que permiten ir hacia adelante tienen una rigidez que no permite al bebé tener la espalda relajada, ni en posición fisiológica (ni mirando hacia nosotros ni hacia adelante)
- El cinturón debe apoyarse en los huesos de la pelvis. No en la barriga ni en las lumbares!! Si lo ceñimos en la cintura, nuestra “faja natural” no estaría trabajando, y eso nos puede causar problemas lumbares, abdominales y en nuestro suelo pélvico.
- Andar como reinas. Cuando llevamos nos relajamos, ya menudo acabamos con la espalda curvada y el bebé apoyado en la barriga. Esto es una fuente de problemas para nuestro periné. Debemos protegernos. ¿Cómo hacerlo? Imaginemos un hilo invisible que sale de la coronilla (¡no desde el frente!, no levantes la nariz) y nos mantenga colgadas de la Luna. Así andamos como reinas, y sin apoyar el peso del bebé en la barriga.
- Las piernas del bebé en forma de M o ranita. Las mochilas ergonómicas tienen panel suficiente para que el bebé quede bien apoyado, y cómodo. Esta tela las lega hasta el plego de las rodillas, facilitando esta posición y la correcta formación y desarrollo de las caderas del bebé. ¡El bebé tiene que estar con las camas recogidas, no estiradas!
- Y por último, pero no menos importante, no se fíe de la frase “apta desde el nacimiento”. Mochilas que son “ergonómicas”, normalmente no son adecuadas de los 0 a los 6 meses, ya que la separación de las camas al colocar al bebé es demasiado para ellos durante mucho rato. Así, una buena opción para los primeros meses de vida (hasta los 6 o hasta que el bebé se siente solo) es un foulard elástico o semielástico. Una vez el bebé se siente por sí solo, podemos pasar a la mochila, en la espalda, que reparte mejor el peso y nos evita dolores de espalda.
¡Y siempre, siempre, “Bien en Queen“!
Silvia Alonso