Y de repente,
sesenta días después
de conocer tu existencia
escucho un latido,
muy adentro,
y no es el mío.
Ilusión extramuros,
en un abismo
de responsabilidad
Mirada perpleja
en el plasma
y en dos dimensiones
Un regalo acústico
160 latidos por minuto
en diminuta presencia.
Paisajes de dudas
entre imágenes imaginarias
y las ganas de hacerte llegar
entre nosotros.